lunes, 17 de noviembre de 2008

Hola



Hola, cómo están todos?




Yo soy Michi IV, sí, el gato de Joyci, según ella que se cree mi dueña.
Vivo con ella, con la Patty, con la mamá Cristina, y con el Papá Julio, que siempre llega tarde, pero igual yo le quiero más a él, y la Joyci piensa que lo hago para que se ponga celosa, pero no sé.
Yo soy un gato muy bonito, me gusta comer, dormir, hacer caquita, hacer pichi, dormir en la cama de mamá Cristina.
Normalmente me dan de comer Whiskas, y generalmente me gusta, a veces me dan uno de color rojo, pero no sé qué tiene, pero no me gusta mucho y mis “amas” me tienen que comprar el marroncito, sí que sí. Y el rojito pues le dan a ese gato odioso de a lado porque está bien flaco, en realidad parece mi sombra. Pero a mí no me cae, y cada vez que viene no es bienvenido ni por mí, ni por mi aliado, Fox, el perro de la casa.
Fox es un buen perro, aunque ya está un poco viejo, pero sigue siendo leal, juguetón y a veces me gusta molestarlo y él también no se queda; hay veces en que él tan obedientemente le hace caso a sus amas: “moléstale a michi, moléstale a michi”, mientras yo intento dormir. Creen que no me doy cuenta, pero yo de ahí cobro mi venganza cuando ellas no veen.
A Joyci le gusta hacerme cositas, realmente es insoportable, me dice: “mi amor, amochito”. Y yo ni sé qué debe significar. Pero creo que debe de ser algo bueno, porque me hace cariñitos, cosa que no puedo despreciar hasta que se pone pesada y empieza a revisarme, no sé en realidad qué busca.
La última vez que encontró algo en mí, me llevo en una canasta hasta el lugar raro ese. El viaje fue insoportable, ruido por acá, ruido por allá, cosas grandes pasando por mi lado. ¡Oh! ¡Fue terrible! Aunque ya debería estar acostumbrado porque no es la primera vez que me llevan. Me sacaron una cosa blanca de la parte del brazo, me dolió, y de ahí me metieron una aguja y sentí algo que entraba en mi cuerpo, otra vez.
Creo que ella lo hace por mi bien, porque de ahí ya no me dolió el brazo.

Y así transcurre mi vida, en las mañanas bien tempranito, cuando sale el sol, me voy a la cama mi mamá Cristina, a según ella molestarle, pero yo sólo le pido que me de comer, síiii. De ahí ya me quedó tranquilo y me duermo toda la mañana hasta que se levanta la Joyci como a las 11 y ahí vuelvo a pedir comida, pero ella no me da, porque dice que estoy muy obeso, pero yo digo que no tiene nada de malo comer y además ella no tiene ningún derecho a privarme de mi alimento porque ella come todo el día, no sé que le pasa, porque la pobre cómo sufre al ponerse sus pantalones, es tan patética la Joyci, pero me da de comer, qué puedo hacer. De ahí en la tarde también duermo, a veces me voy a la huerta a tomar un poco de aire, mirar los pajaritos que se me paran escapando y regresó antes que anochezca porque a esa hora sirven la comida pues. Después no queda nada más que descansar, molestar a los que puedo, hacer mis necesidades y salir a mis andanzas nocturnas sólo un ratito, matar mariposas, lagartijas, etc; nadie sabe a dónde voy y no lo voy a decir tampoco.
Creo que eso es todo, otro día los complaceré con algunas de mis aventuras, pronto.
Miau.
Chao.

Atte.

El adorable Michi Arévalo Sandoval IV.



sábado, 1 de noviembre de 2008

Asientos para gatos

Cada vez que ando con mi querido, pues, él anda con su bolsita para su asiento.
Es tan gracioso para mí, pero a la vez, vergonzoso para él.
Y io le digo, pero si es normal, mira, mi mamá también se moja, mi vecina también se moja, mi amigo también se moja.
Es normal hijo.
Normal.
Normal para cualquier persona que tenga un gato engreído y que le guste arañar los asientos de las motos.

jaja

que tonterías escribo.
muajaja